‘Marcelino pan y vino’, de José María Sánchez Silva
Uno de los relatos infantiles que mejor tratan sobre la muerte y uno de los mejores cuentos infantiles españoles de siempre que, sorprendentemente para mí, está fuera del mercado. Su autor obtuvo el Premio Nacional de Literatura de 1957 y es el único escritor español al que se la ha concedido el Premio Andersen, en 1968.
En la España de los años 40 o 50 del siglo pasado, Marcelino es un niño abandonado a la puerta de un convento de frailes franciscanos. El chico creció y «fue la alegría del convento y a veces también el pesar, porque aunque era bueno como el pan, no siempre sus acciones lo eran, y sus robos de fruta en la huerta y sus trastadas en la capilla o en la cocina y sus pequeñas enfermedades dieron buenos quebraderos de cabeza a los pobres frailes». Un día, Marcelino inicia un trato especial con el Cristo de un crucifijo abandonado en el desván.
Tiempo después el autor publicó una segunda parte, titulada El Gran Viaje de Marcelino — ya menos conseguida por más que los sucesos están excelentemente narrados e impregnados del mismo buen humor del primer relato — , en la que habla del viaje de Marcelino al cielo para encontrarse por fin con su madre y con la Virgen. En él se van conociendo aspectos desconocidos de su pasado y recordando distintos episodios de su vida con los frailes.
Según dice su autor en la dedicatoria, éste es un cuento «escrito como quien lava», una «relación sencilla y pura, ni antigua ni moderna», de un «desaprovechado discípulo de Andersen, Grimm y Perrault». Y, sin embargo, Marcelino Pan y Vino obtuvo un éxito sin precedentes: por su calidad literaria ofrecida con un lenguaje sencillo y claro, por su penetración psicológica en el alma de un niño y, sobre todo, porque, como dice José García Nieto en el prólogo a una edición del año 1969, «este cuento es nada más y nada menos que ese poquito de eternidad que la literatura llega a conseguir al intentar entrometerse en la vida de los hombres. Léase: en el corazón de los hombres».
Conviene añadir que Marcelino pan y vino en absoluto es una obra empalagosa o ñoña: «La emoción que experimenta el lector proviene exclusivamente del estremecimiento que recorre a quien, estando en la misma longitud de onda, advierte la cercanía de lo sagrado» (Emilio Pascual). La etiqueta «sentimental», que por otra parte tampoco tiene por qué ser un reproche, podría ser más justa para la muy digna película que hizo Ladislao Vadja en 1954: aunque el guión era del mismo Sánchez Silva, no se consiguió traducir en imágenes lo impalpable que contiene la historia.
El origen de Marcelino pan y vino fue un cuento que la madre del autor le narraba repetidamente cuando era un niño. Esto figura en Memorias de un niño de la calle, unos recuerdos de infancia sobre los años previos y posteriores al fallecimiento de su madre, cuando Sánchez Silva tenía once años y su padre los había abandonado hacía dos. La narración contiene vívidas escenas costumbristas del Madrid de la época, pues la familia vivió en once calles diferentes en sus primeros once años de vida, y no pocos momentos de contacto con las miserias humanas y de amargos sufrimientos, un poco mitigados por una precoz afición a la lectura. La narración termina cuando, después de vivir un tiempo con unos vecinos y con su madrina, el autor queda ingresado en un asilo de beneficencia. La edición que yo conozco y cito abajo contiene muchas erratas.
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José María Sánchez Silva. Marcelino pan y vino (1952). Madrid: Anaya, 1987, 2ª ed.; 223 pp.; col. Laurín; ilust. de Hernán Valdovinos; edición, apéndice y notas de Emilio Pascual; ISBN: 84–7525–265–6. Hubo una nueva edición en Madrid: Anaya, 2003; 272 pp.; col. Tus libros; ilust. de Lorenzo Goñi; ISBN: 84–207–9328–0. Ambas contienen el cuento original y la segunda parte, que fue publicada por el autor en 1982, refundiendo y dando unidad a otras historias de los mismos personajes que se habían publicado en 1953 y 1954 con los títulos Historias menores de Marcelino y Aventura en el cielo.
José María Sánchez Silva. Memorias de un niño de la calle (2001). Madrid: Libroslibres, 2001; 109 pp.; col. Narrativa; ISBN: 84–931797–4–4.