Nuestro mapa intelectual
Unas reflexiones de Ernst Gombrich sobre la importancia del aprendizaje y de la enseñanza de la propia cultura.
«Nuestro pasado se está alejando de nosotros con pasmosa velocidad, y, si queremos mantener abiertas las líneas de comunicación que nos permiten comprender las más grandes creaciones de la humanidad, debemos estudiar y enseñar la historia de la cultura con mayor profundidad e intensidad de lo que era necesario hace una generación, cuando muchas más de estas resonancias todavía cabía esperarlas como cosa hecha. Si la historia cultural no existiera, habría que inventarla ahora».
En ese aprendizaje y enseñanza de la cultura debemos tener en cuenta que «nunca dejamos de estar influidos por nuestra experiencia y nuestras expectativas anteriores. No podemos aproximarnos a todas las obras de arte sin una teoría, ni podemos dedicarnos independientemente a poner a prueba cada reputación. La realidad es que no hay tiempo, ni tal vez el respaldo de una respuesta emocional, para presentarse a cada encuentro con una obra de arte con esta mezcla de disponibilidad y de desapego crítico». Y, en esa dirección, «la tradición, incluso allí donde no es aceptada dogmáticamente, presenta una economía enorme».
En general, «crecer en el seno de una cultura es oír a la gente hablar de platos que nunca hemos probado, de maravillas naturales que jamás hemos visitado, de placeres que todavía nos esperan, y de encuentros que esperamos evitar. Aprendemos a anotar estos rumores en nuestro mapa intelectual, con el que nos embarcamos en la ruta a través de la vida. Evidentemente, no queremos utilizarlo sin reflexión; deseamos probar los avisos y promesas que hemos recibido y absorbido, pero nada de eso podríamos hacer si desconfiáramos desde el principio de cualquier mapa. Cabe que el canon de lugares hermosos nos decepcione, y es posible que una vista famosa no sea ni mucho menos lo que se pregonaba de ella, pero incluso en tales casos sería aventurado llegar a la conclusión de que todos nuestros entusiastas turistas, compañeros de ruta, habían recibido un lavado de cerebro por parte de unos avisados agentes de viajes. También debemos mostrarnos críticos frente a nuestras propias reacciones. El error puede ser nuestro, por no estar con el talante adecuado, y apenas consideremos esta posibilidad dejamos de ser relativistas y subjetivistas totales. Nos alineamos con la tradición contra nuestras propias reacciones. De hecho, podemos pensar que, en lo que a las cumbres del arte se refiere, no somos tanto nosotros quienes ponemos a prueba la obra maestra, como ésta la que nos prueba a nosotros».
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E. H. Gombrich. Párrafos tomados de «En busca de la historia cultural» (1967), «La lógica de la feria de las vanidades» (1974), «La historia del arte y las ciencias sociales» (1973), en Ideales e ídolos. Ensayos sobre los valores en la Historia y en el Arte (Ideals&Idols, 1979). Madrid: Debate, 2004, 2ª ed.; 224 pp.; trad. de Esteve Riambau i Saurí; ISBN: 84–8306–585–1.